“Los muñecos y figuras en entornos terapéuticos. Trabajar con la proyección”, Anna Ferre

En este artículo reflexionamos sobre el papel de los muñecos como herramienta en psicoterapia y el sentido del uso de técnicas que complementan el relato verbal para acceder a información no consciente. También abordamos el concepto de proyección sobre el que se asienta el trabajo con muñecos y como éstos nos ayudan, en contextos terapéuticos, a identificar y reapropiarnos de nuestras proyecciones.

Una herramienta visual para la consulta

En psicoterapia trabajamos principalmente con la palabra. Escuchamos la narrativa que trae el cliente para conocer su visión del mundo y usamos el diálogo para promover un cambio en aquellos aspectos y situaciones en las que el cliente busca más salud y bienestar.

Así y todo, muchos psicoterapeutas usamos herramientas diversas en nuestras sesiones como apoyo de la “conversación” en algunos momentos de los procesos que acompañamos. Evidentemente, sea cual sea el modo en que conduzcamos nuestras sesiones y usemos las herramientas que usemos, es siempre el vínculo entre cliente y terapeuta lo que posibilita el proceso terapéutico. Sin embargo, tener buenas herramientas son de inestimable ayuda para el terapeuta y utilizarlas con maestría hacen de ellas  buenos acompañantes en el camino.

Incluir elementos visuales y corporales es esencial en el desarrollo de cualquier proceso de autoconocimiento, porque facilita que emerja mucha información -a menudo inconsciente- más rápidamente que mediante la narrativa exclusivamente verbal. El modo en que acojamos y estructuremos esta información dependerá del marco teórico de cada profesional.

Por mi experiencia, una de las herramientas visuales más potentes que podemos utilizar en una sesión individual en el marco de una intervención terapéutica o de orientación son los muñecos tipo Playmobil.

Antes de adentrarnos en lo que entendemos por terapia y asesoramiento con muñecos, queremos puntualizar que en contexto clínico y en asesoramiento en organizaciones podemos trabajar no sólo con muñecos tipo Playmobil, sino también con cualquier conjunto de figuras (piezas de madera, vasitos, tizas, piedras) que pueda desplegarse en una mesa o similar.

Nosotros usamos los muñecos tipo Playmobil por varias razones. En primer lugar, representan claramente figuras humanas (¡existen infinitos personajes!) y son agradables y muy familiares para la mayoría de las personas. Además, estos muñecos son articulados, lo significa que en ellos podemos representar posturas o gestos, lo que no es posible si usamos piezas o figuras de un solo bloque. Todo ello nos permite trabajar con la escena representada desde lo fenomenológico, sin tener que recurrir a un alto nivel de abstracción. Es decir, a través de los detalles de los muñecos, podemos fácilmente entrar a trabajar con los elementos simbólicos y usar el lenguaje evocador y metafórico para ampliar la imagen interna proyectada en la configuración.

Si bien es muy conocido el uso de muñecos para realizar constelaciones familiares en sesiones individuales, los muñecos (u otras figuras sistémicas) se pueden usar para fines muy diversostanto con adultos como con niños. Pueden ser útiles en contextos muy distintos para profesionales que trabajan orientando o acompañando a personas en diferentes ámbitos profesionales: psicólogos, terapeutas, asesores, educadores y trabajadores sociales, mediadores, orientadores escolares, coaches, consultores empresariales, médicos y pediatras holísticos, pedagogos, logopedas, psiquiatras, etc.

La imagen proyectada: más allá de lo verbal

Centrándonos en acompañamiento a adultos, ¿qué es exactamente lo que aportan los muñecos a una sesión de terapia u orientación respecto a un enfoque exclusivamente verbal? Cuando un cliente representa una situación con muñecos, en la configuración se hacen visibles algunos aspectos de las dinámicas internas que están en la base del problema o conflicto. Es decir, la imagen interna se proyecta, toma forma en una configuración y se puede ver representada tridimensionalmente a través de unas figuras.

Con los muñecos se pueden representar tanto personas, como objetos, emociones o partes internas. En realidad, podemos representar cualquier situación interna o externa gracias a la capacidad de simbolización del ser humano. Mirar lo escenificado es una manera de concretar visualmente y dar un lugar en el espacio a imágenes o narrativas mentales.

Con la exploración detallada de la imagen, tanto si se representa una situación interrelacional –los muñecos representan al cliente y a otras personas- como si se representa una imagen intrapsíquica –los muñecos representan aspectos, emociones o roles del propio cliente además de al propio cliente- emerge mucha información más allá de la exclusivamente racional y consciente.

Esta nueva información servirá en primer lugar para definir de manera concreta una situación y desde ese lugar inicial poder “ver”, literalmente, esa situación con más detalle y desde perspectivas distintas, también literalmente. En definitiva, ver la situación con mayor claridad. En segundo lugar, después de esta observación de la escena inicial, podemos “testar” en la configuración qué movimientos son posibles hacia una solución de mayor claridad, bienestar, protección o equilibrio para la persona que consulta.

Todo es proyección

El núcleo central de la terapia y asesoramiento con muñecos tipo Playmobil es, pues, el concepto de proyección. Con permiso de Freud, la propia transferencia y contratransferencia, esencia del proceso terapéutico, son obviamente proyecciones, proyecciones del cliente al terapeuta y viceversa. En realidad, lo que somos, nuestra historia, nuestras dificultades y nuestros recursos, todo, lo llevamos allá donde vamos. Y lo proyectamos en cada gesto, en cada elección, en cada encuentro, en cada palabra. Los muñecos nos ayudan a identificar nuestras proyecciones y poder hacernos cargo de ellas para ganar cuotas de libertad y responsabilidad.

Son muchas y variadas las herramientas proyectivas utilizadas en psicoterapia: test de Roschach, HTP, caja de arena, etc. Se usan principalmente como instrumento de diagnóstico y en algunos casos también como herramienta de intervención terapéutica, sobre todo desde el paradigma psicodinámico. A fin de cuentas, la representación simbólica de la realidad es tan antigua como la humanidad, y se ha expresado artísticamente desde las cuevas del paleolítico.

Los muñecos, en concreto, tienen muchos puntos en común con la técnica de la caja de arena (sandtray) o la terapia infantil de juego. Sin embargo, lo maravilloso y en cierto modo distintivo del abordaje que nosotros proponemos con los muñecos es que la imagen que ha construido el cliente puede ser explorada conjuntamente entre el cliente y el profesional. Es decir, no es el terapeuta en el rol de experto quien ve cosas que el cliente no sabe ver y se las interpreta desde su marco teórico.

En este caso, a través de los muñecos la información consciente e inconsciente que emerge puede ser “vista” por el cliente mismo y comprendida de manera muy directa. El terapeuta o asesor, con intervenciones delicadas y sencillas, ayuda al cliente a fijarse en elementos y aspectos obvios –como colores, posiciones de los muñecos, distancias entre ellos, etc.- y a partir de ello, el cliente accede a comprensiones nuevas o inesperadas.

Como se suele decir, “una imagen vale más que mil palabras”, y por eso esta herramienta potencia el efecto de cualquier terapia psicológica o sesión de orientación, porque amplia la imagen interna de una situación que puede ser vista, literalmente, desde distintas perspectivas, antes más escondidas.

Conclusión

Los muñecos funcionan como contenedores simbólicos en los que cualquier persona de cualquier edad puede depositar sus significados personales internos, de manera más consciente o de manera absolutamente inconsciente. Observar esta proyección y explorarla, ambos cliente y profesional de manera conjunta, nos da la posibilidad de ahondar en las comprensiones internas de manera sencilla y amable. Según cual sea nuestro ámbito o encuadre profesional, según sea el encargo que nos hace el cliente, podremos usar los muñecos para que el consultante pueda añadir a su relato verbal una imagen construida por el propio consultante. Ambos podemos hablar de la imagen para permitir que emerja en poco tiempo información útil que antes estaba más escondida o confusa.

Anna Ferre, enero 2021

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